miércoles, 25 de enero de 2012

De la tecnología y sus bondades.....


Cuando era niña disfrutaba con emoción de las noches de tertulia con mis abuelos, mis padres y mis tíos, escuchando las rebuscadas historias de terror y las anécdotas de vida que rodearon su infancia. La televisión, aún en blanco y negro, tardo algunos años en llegar a casa y para mí, el pensar en ese inmenso aparatejo que transmitía imágenes, era simplemente una experiencia indescriptible. Con el tiempo y con el nuevo mueble en la sala de la casa, las noches de tertulia fueron siendo menos y todos los  miembros de la familia nos limitábamos a sentarnos horas enteras frente al televisor, sin musitar palabra y  sin realizar ninguna otra actividad, extasiados con la magia que la caja de madera y pantalla traslucida ofrecía. Esto sin contar con la molestia que significaba el nuevo oficio que nos fue asignado a los más chicos y que consistía en fungir como controles remotos humanos, subiendo el volumen o cambiando el canal al antojo de los adultos, quienes preferían evitar la fatiga y no levantarse a realizar por si mismos tal labor.

Sin embargo, aún disfrutábamos de los paseos al parque, al río, a visitar a nuestros primos, a la finca de los parientes -donde aún no había televisor- o simplemente a comer helado los domingos. Hoy todo es diferente, y lamento afirmar que para mí, no mucho mejor, si bien la tecnología ha traído inmensos beneficios a la humanidad, a las comunicaciones, al desarrollo de los pueblos, no ha sido así su influencia en los núcleos familiares.

No es extraño ver que los domingos en familia, incluyendo en ocasiones a la mía, se limiten a tardes de soledad acompañada, tardes en las cuales cada miembro de la familia se confina en su pequeño mundo tecnológico –léase blackberry, I Pad, I Phone, Tablet, computador personal, video juegos- sin que medie comunicación o dialogo alguno entre ellos. No obstante, no censuro a  ultranza el uso de estos aparatos, pues son indiscutibles sus bondades en el mundo moderno, a lo que aún no me acostumbro, es a las funestas consecuencias de su uso indiscriminado en la unidad, el dialogo y la armonía familiar.

No voy a declararme enemiga acérrima de los avances tecnológicos, por qué por ellos mismos me permito el placer de mi trabajo, de comunicarme, de expresar y escribir lo que pienso y  de obtener la satisfacción de saber que alguien posiblemente lo leerá -aunque pueda no opinar lo mismo que yo-, lo que si me niego a aceptar, es que por su existencia misma, tenga que negarme al goce de los seres que amo, de hermosos momentos juntos o de un delicioso arrunchis de domingo.

De cualquier forma, mi invitación es al uso moderado de estas importantes ayudas tecnológicas,  a  su disfrute en familia –pues algunos como el Wii, por ejemplo, me resultan excepcionalmente divertidos- . Es nuestro deber como padres  verificar que las nuevas tecnologías contribuyan al bienestar familiar y no se constituyan en adicción individual, debemos promover y recuperar la diversión al aire libre, el disfrute de la belleza del paisaje y la naturaleza, el rescate de las bondades de la tertulia familiar. El uso no nos puede llevar a abuso y es menester recordar que el ejemplo empieza por casa……

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